Los heraldos, eran los que diseñaban,
construían; e incluso a veces, concedían los escudos de armas. Si rastreamos la
raíz lingüística de esta palabra encontramos una tesis muy convincente, que
apunta que la voz heriowaldus; que es
la designación precisa, más antigua que encontramos, deriva de las palabras heriwald o; herialt, del germánico de la baja edad media, cuyo significado
equivalente es oficial armado. Luego la palabra pasó los límites culturales y
con ello a su formas en francés: hérault;
alemán: herdd, e inglés: herald. Donde pasó a designar además, de
la condición de oficial armado; la profesión de, versado en linajes. Los
heraldos vestían ropas decoradas por delante y los lados con el escudo y
colores de su señor, llamadas tabardo; además llevaban y traían mensajes de
importancia, por lo que también se les reconocía en calidad de emisarios. Su
función era examinar las armas de los participantes de los torneos y comprobar
que los adornos del casco, el blasón y las figuras en el escudo, estaban en
regla y pertenecían al caballero que se presentaba con ellas. Presentaban a los
participantes en los torneos, exaltando sus virtudes, hazañas y cuna;
especialmente si se trataba de sus señores.
Esa actividad recibió el nombre de
blasonar, derivado de la palabra alemana bläfen
o blacen: sonar la trompeta. Así que en base a esto, podemos concluir a
primera mano, que la heráldica es la ciencia de los heraldos, los que a parte
de dirigir los torneos, con el tiempo fueron los encargados, por designación de
los reyes, de determinar los escudos de armas correspondientes a cada familia.
Motivo por el cual comenzaron a ser llamados reyes de armas.
Sin embargo, esa primera deducción es
pobre y hace poca justicia al tema que nos ocupa ahora, y es necesario
profundizar en algunos de sus aspectos más relevantes para entender la
definición precisa de esta ciencia cargada de arte. Y es bueno comenzar con
dicha labor diciendo lo que no es la heráldica, en lo que estoy de acuerdo con
el autor Julio de Atienza. “No es la
ciencia heráldica […] halago de vanidades y simple enaltecedora de alcurnias,
sino una de las más interesantes ciencias auxiliares de la historia”. (J.
Atienza, 1989).
El blasón
representaba jerarquía, pero así mismo era el exponente de un oficio,
considerar su uso como privilegio de los nobles es equivocado; pero es a las justas
(combate deportivo entre dos caballeros), los torneos (combate deportivo entre
varios caballeros o grupos de caballeros) y las guerras (combates a muerte
entre dos o más bandos) en que participaban los caballeros luciendo sus
blasones, en escudos, ropas y estandartes; que se debe la expansión del arte
heráldico.
Los Escudos de Armas y las Reglas
Heráldicas para su elaboración y descripción son precisos aunque un tanto
complejas a primera vista. En los albores de la cultura, los emblemas en los
escudos eran diseñados y puestos de forma libre, sin más concesión o razón para justificarlas; que aquellas que pudiera dar su portador. Inicialmente los
diseños eran sobrios, con materiales naturales y colores que contrastaban para
hacerlos más vistosos y de formas simples, más tarde, conforme avanzó la
capacidad de las armas ofensivas, el escudo comenzó a ser elaborado con otras
características, que iban desde formas más funcionales hasta materiales mas
sólidos. El escudo de armas se convierte en expresión heráldica cuando dejan de
celebrarse los torneos; y todo en él, desde el contorno, hasta sus figuras;
pasando por sus colores y uso, comienza a tener un significado relevante.
Muchas naciones diseñaron sus escudos de armas con formas que permitían
diferenciar su procedencia. La simbología es la esencia de la heráldica, su
origen. Un escudo de armas, es un signo con símbolos.
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