martes, 28 de junio de 2016

EL BLASÓN: PARTES Y PARTICIONES

El escudo de armas, consta de una serie de partes o áreas bien diferenciadas unas de otras, con un nombre, una razón; y que deben tenerse en plena consideración a la hora de hacer su lectura interpretativa. Lo primero es tener en cuenta que el lado derecho del escudo, es el siniestro del espectador, como si estuviera frente a otra persona; lo siguiente a tener en cuenta son sus dimensiones, que corresponden a una proporción estandarizada en 6 partes de alto por 5 partes de ancho. El blasón, consta de un Campo, que es la parte ocupada por el espacio comprendido dentro de las líneas que delimitan el escudo, y una Longitud; que es la parte comprendida por los límites de arriba a abajo, es decir de la punta superior a la inferior, área que se divide en tres zonas iguales en forma transversal, que vienen a ser las Partes y reciben el nombre de Jefe, Centro y Punta; respectivamente.

Al final las partes del campo resultantes son nueve, y se llaman puntos: cantón diestro del jefe, centro del jefe, cantón siniestro del jefe, flanco derecho, abismo, flanco siniestro, cantón diestro de la punta, centro de la punta y cantón siniestro de la punta.
Hay sobre este campo dos puntos más, que son importantes aunque no resultan precisamente de esta división, ubicadas arriba y abajo del centro, que son el Punto de Honor y el Ombligo; respectivamente.

PARTICIONES DEL BLASÓN

En el escudo de armas hay además una serie de líneas que tocan los bordes y cortan el campo del escudo, llamadas Particiones, o divisiones; que van dando cuerpo a la composición heráldica a pesar de no ocupar precisamente un área visible en él. Lo que de entrada presenta una amplia gama de posibilidades a la hora del diseño y la ejecución de su elaboración. Se consideran particiones las líneas que son contorno de unas piezas, (las veremos más adelante) estas líneas y sus combinaciones en verdad son numerosas, e incluso algunos eruditos heráldicos desacreditan las más complicadas o inusuales por considerarlas caprichos del diseñador y no una aplicación de las reglas ya establecidas en el pasado, quizá tengan algo de razón en ello, pero lo cierto es que todas esas posibilidades no son más que la muestra de las transformaciones por las que ha pasado la heráldica, sin perder su esencia, y de que puede recrearse así misma de tal forma que puede suplir cualquier necesidad que surja a la hora de ser representada dentro del campo. Lo importante es que cada elemento tenga su razón de ser y una explicación convincente. Las particiones son divididas por algunos en particiones iguales, irregulares e irregulares desiguales. Otros en cambio unen las irregulares y las iguales en la misma categoría. Las particiones fueron diseñadas en Europa, con el fin de poder representar en un solo escudo una serie de linajes o alianzas, como resultado de su elaboración, estas líneas dividían el campo en Cuarteles. La norma general en las primeras armerías era que los escudos no tuvieran cuarteles pero como parte de los cambios por los que la heráldica ha pasado trajeron como resultado complicar las cosas, generando hasta cuatro cuarteles, concedidos por los reyes de armas, de los que se encuentran ejemplos suficientes en los tratados de heráldica. Pero hoy en día hay un movimiento, que invita a retomar las antiguas y sencillas reglas para blasonar, dejando de lado los cuarteles, que eran más un asunto de gusto y criterio de algunos.
Según los autores de heráldica, entonces sólo existían las particiones iguales: Partido, Cortado, Tronchado y Fajado. Hoy en un intento por rescatar las bases de la heráldica, que durante su transformación a lo largo de los siglos, ha pasado por tecnicismos y exageraciones, se sigue reconociendo estas cuatro particiones, más lo que han llamado las cuatro reparticiones, que son la combinación de las primeras, dando como resultado el Cuartelado en Cruz, el Medio Cortado y Partido, el Cuartelado en Sotuer y el Medio Partido y Cortado


Sin embargo esto no significa que una partición sea más importante que las otras, su uso queda sujeto al criterio y las circunstancias particulares de cada caso, y la estética al momento de ordenar las figuras, pues es más conveniente usar el escudo partido, cuando sean alargadas y el cortado cuando sean apaisadas. Las otras particiones, hoy en día no son tenidas en cuenta sino como excepciones; ya no como particiones, quedan sin embargo a modo de información del desarrollo de la heráldica; al fin y al cabo no pueden eliminarse los blasones que en el pasado así fueron concebidos y es necesario este conocimiento para hacer su correcta interpretación.
Particiones Iguales
Particiones Irregulares
Escudo en Partido
Escudo Terciado en Palo
Escudo Cortado
Escudo Terciado en Faja
Escudo Tronchado
Escudo Terciado en Banda
Escudo Tajado
Escudo Terciado en Barra
Escudo Cuartelado en Cruz
Escudo Medio Cortado y Partido
Escudo Cuartelado en Aspa
Escudo Medio Partido y Cortado

Escudo Jironado

Escudo Mantelado
Particiones Irregulares Desiguales
Escudo Adiestrado
Escudo Enclavijado
Escudo Siniestrado
Escudo Cortinado
Escudo Flanqueado
Escudo Calzado
Escudo Flechado
Escudo Mantelado en curva
Escudo Encajado
Escudo Embrazado
Escudo Enclavado
Escudo Contraembrazado
Escudo Dentado
Escudo Sobre todo
Escudo Entado en Punta
Tabla 1. Particiones

jueves, 15 de enero de 2015

VAMOS CON LO BÁSICO

Los heraldos, eran los que diseñaban, construían; e incluso a veces, concedían los escudos de armas. Si rastreamos la raíz lingüística de esta palabra encontramos una tesis muy convincente, que apunta que la voz heriowaldus; que es la designación precisa, más antigua que encontramos, deriva de las palabras heriwald o; herialt, del germánico de la baja edad media, cuyo significado equivalente es oficial armado. Luego la palabra pasó los límites culturales y con ello a su formas en francés: hérault; alemán: herdd, e inglés: herald. Donde pasó a designar además, de la condición de oficial armado; la profesión de, versado en linajes. Los heraldos vestían ropas decoradas por delante y los lados con el escudo y colores de su señor, llamadas tabardo; además llevaban y traían mensajes de importancia, por lo que también se les reconocía en calidad de emisarios. Su función era examinar las armas de los participantes de los torneos y comprobar que los adornos del casco, el blasón y las figuras en el escudo, estaban en regla y pertenecían al caballero que se presentaba con ellas. Presentaban a los participantes en los torneos, exaltando sus virtudes, hazañas y cuna; especialmente si se trataba de sus señores.
Esa actividad recibió el nombre de blasonar, derivado de la palabra alemana bläfen o blacen: sonar la trompeta. Así que en base a esto, podemos concluir a primera mano, que la heráldica es la ciencia de los heraldos, los que a parte de dirigir los torneos, con el tiempo fueron los encargados, por designación de los reyes, de determinar los escudos de armas correspondientes a cada familia. Motivo por el cual comenzaron a ser llamados reyes de armas.

Sin embargo, esa primera deducción es pobre y hace poca justicia al tema que nos ocupa ahora, y es necesario profundizar en algunos de sus aspectos más relevantes para entender la definición precisa de esta ciencia cargada de arte. Y es bueno comenzar con dicha labor diciendo lo que no es la heráldica, en lo que estoy de acuerdo con el autor Julio de Atienza. “No es la ciencia heráldica […] halago de vanidades y simple enaltecedora de alcurnias, sino una de las más interesantes ciencias auxiliares de la historia”. (J. Atienza, 1989). 

El blasón representaba jerarquía, pero así mismo era el exponente de un oficio, considerar su uso como privilegio de los nobles es equivocado; pero es a las justas (combate deportivo entre dos caballeros), los torneos (combate deportivo entre varios caballeros o grupos de caballeros) y las guerras (combates a muerte entre dos o más bandos) en que participaban los caballeros luciendo sus blasones, en escudos, ropas y estandartes; que se debe la expansión del arte heráldico.
Los Escudos de Armas y las Reglas Heráldicas para su elaboración y descripción son precisos aunque un tanto complejas a primera vista. En los albores de la cultura, los emblemas en los escudos eran diseñados y puestos de forma libre, sin más concesión o razón para justificarlas; que aquellas que pudiera dar su portador. Inicialmente los diseños eran sobrios, con materiales naturales y colores que contrastaban para hacerlos más vistosos y de formas simples, más tarde, conforme avanzó la capacidad de las armas ofensivas, el escudo comenzó a ser elaborado con otras características, que iban desde formas más funcionales hasta materiales mas sólidos. El escudo de armas se convierte en expresión heráldica cuando dejan de celebrarse los torneos; y todo en él, desde el contorno, hasta sus figuras; pasando por sus colores y uso, comienza a tener un significado relevante. Muchas naciones diseñaron sus escudos de armas con formas que permitían diferenciar su procedencia. La simbología es la esencia de la heráldica, su origen. Un escudo de armas, es un signo con símbolos.